Venir, volver.

domingo, 27 de noviembre de 2016



Si vienes por la noche te pediré que me abraces sin motivo, que me dejes poner ese disco que tanto me hace llorar pero que me encanta, que veamos todas las películas dramáticas que existen porque me gusta irme a la cama con una buena llantina.

Si vienes te pediré que los lunes me recites a Lorca en Nueva York, los martes a la locura de Pizarnik, los miércoles la canción desesperada de Neruda, los jueves la Ariel de Plath, los viernes a Cortázar y sus bestias, el sábado a quién tú quieras, y el domingo sólo te pediría que leyeses en mis párpados cerrados y en completo silencio la educada súplica de Keaton Henson mientras un pianista hace que imaginemos la lluvia –las lágrimas caerían con cuidado por mi cara, y sería muy feliz justo en ese momento.

Si vienes te suplicaré sin pedírtelo, te pondré en un pedestal que probablemente no te pertenezca, te alabaré como a una deidad aunque no lo seas. Me convertiré en devota de tu cuerpo y querré santificar cada momento que pasemos juntos. Tendré miedo de nunca ser suficiente, de que me dejes por cada tontería o error que cometa. Tendré miedo de mí por poder estropearlo todo.

Si vienes te echaré en cara de que nunca nada es suficiente, de que nunca nada es absolutamente perfecto aunque lo sea. Te reprocharé cada detalle, saltaré a la mínima, dejaré que mis manías ataquen tus virtudes hasta convertirlas en defectos, intentaré llevarte la contraria, querré tener siempre el control y nunca seré capaz de reconocerte a la cara que eres la única persona en la tierra que en ese preciso instante se ha atrevido a enfrentarse a esta pequeña bestia inconformista y controladora.

Si vienes te pediré que te quedes sin pedírtelo, te pediré que no te vayas suplicándote con la boca cerrada. Tendré comportamientos dependientes, obsesivos y tóxicos, pero prometo cambiarlos –qué puedes esperar de alguien que siempre se ha sentido una hormiga, un ser insignificante, a pesar de que a su alrededor todos me ven como un gigante-. Prometo cuidarme, cuidarte, cuidarnos. Prometo apoyarnos y estar.

Tan sólo te pido que entiendas que soy un microcosmos caótico que cambia cada semana de canción de su vida, que cada pequeño detalle y gesto me enamora, y que los fractales son de lo poco de este mundo que consigue darme paz.

Tan sólo te pido que me quieras lo necesario, que me ayudes a quererme cuando no pueda, que me beses las alas rotas y las cicatrices mal curadas. Que puedas ser la compañía que más anhelo pero también la sabiduría y sentido común que muchas veces me falta.

Que a pesar de estar completamente en ruinas, puedas llegar a ver algo de luz y esperanza entre mis escombros.

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