(serás como) pan recién hecho.

lunes, 4 de julio de 2016




Besarle es como saborear un trozo de pan recién hecho. Es como probar la calidez; un soplo de vida que nace en el vientre y nunca muere, que calienta el alma, el cuerpo, te provoca cosquillas en cada rincón de tu cuerpo, y unas ganas imparables de reír y sonreír en la comisura de sus labios, cuando la distancia ha dejado de serlo y todo se transforma en uno.

Sus manos te acarician como si el viento meciese un campo infinito de trigo en un día de verano. Brilla tu piel, brillas con él, con la misma alegría con la que las golondrinas pían al llegar la primavera. Sientes la firmeza de sus manos en tu espalda, y su ternura brotando de la yema de sus manos, haciendo florecer las espinas que crecen en la tierra agrietada del pasado. La misma con la que amasaría aquello con lo que están hechos los sueños. El sueño que se vuelve material y al que puedes mirar a los ojos sin miedo a perderte.

Huele a vainilla; es dulce pero no empalaga. Tiene el punto justo de suavidad, que lo compensa con gotas de acidez y un toque de picardía, y al morderle sabías que no ibas a encontrar jamás semejante mezcla de olores, sabores y sensaciones. La caja de sorpresas perfecta, esa que nunca defrauda y siempre anhela con enseñarte algo nuevo, mientras usa cada milímetro de piel que te cubre como la pizarra donde estaría escrita la más absoluta de las verdades. 

Sin embargo, todavía no te he encontrado, seas quien seas. Todavía no he podido acariciar tu piel dorada y tostada por el fuego que desprendes, ni he podido tumbarle en tu pecho lleno de semillas a punto de brotar, ni pasar mi mano por tu pelo bañado por el Sol y la Tierra en conjunción perfecta, en simbiosis imborrable.

Todavía no te he encontrado jugando por luminosos campos de cereales, ni vagando por ningún rincón de esta ciudad al atardecer, y confío en que el tiempo permita colocarte a mi lado, para volar juntos, pero siempre libres.

2 comentarios:

  1. Es la primera vez que te leo, y he decidido -mientras me entra olor a tierra mojada de la lluvia que ha caído en Madrid por la ventana de mi habitación.-, que no quiero que sea la última vez, así que aquí me tienes.

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  2. Es precioso, pero me ha causado un vértigo inefable. Al final siempre acaba uno con el miedo a perderse, sobre todo dentro de unos ojos. Ojalá le encuentres y ojalá voléis muy alto sin que os pase lo mismo que al pobre Ícaro.

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