Meren
La historia de todo esto empieza por buscar el sitio al que
perteneces. Buscar tu casa, tu hogar. Y no encontrarlo. O realmente no saber
cuántos tienes o dónde están. Si tus hogares son emplazamientos físicos, o si
son personas. Y de saber cómo y cuánto estás perdida.
Entonces surgió la idea y la necesidad. Quería tener
algo para siempre que representase aquellos sitios y personas que fueron hogar,
refugio y casa. Una brújula a la que mirar siempre que estuviese perdida. Y una
flecha que siempre apuntase hacia delante, hacia el futuro.
Cuatro coordenadas que representan cuatro historias, casi
todas abiertas, y con personas que encercan esos deseos.
Aparecen Helsinki, A Coruña, Madrid y Granada. Y también
muchas personas. Algunas que siguen, otras que ya no están, otras a las que
conocí hace poco, otras son conocidas de toda la vida, y a algunas las conozco
por sus letras.
Nunca he sabido encajar en ningún sitio. Nunca me he sentido
parte de ningún lugar. Me ha costado adaptarme tanto a tantas cosas que no sé
si lo que hay ahora soy yo o pedacitos que he tomado prestados de otras vidas,
de momentos. Me ha costado ser yo (y sigo sin serlo). Por miedo. Y siempre tuve
ganas de huir, de marcharme, de desaparecer de cualquier sitio y no volver
nunca. De pisar terrenos que sólo veía en sueños o en películas. Siempre me
sentí como la pieza rota de un puzle: encajas a medias, nunca del todo.
Pero por primera vez en mucho tiempo, sé que he encontrado
un sitio por donde caminar, un lugar al que pertenezco. Y aunque sea siendo
nómada toda mi vida, incapaz de establecerme en ningún sitio porque ninguno
termina de llenarme, sé que tengo sitios dónde acudir. Personas en las que
quedarme. Mares a los que mirar.
No todos los que vagan
están perdidos.
Dibujar.
Dibujar siempre ha sido una vía de escape, la que apoya a
las palabras, la que siempre he escondido, como bajándole el volumen a tu canción
favorita para que nadie más la disfrute. Y por miedo.
Porque nunca es suficiente, nunca lo he sentido como siento
las palabras, mías, latentes, con entrañas y sangre entre líneas.
Hasta que me pidieron diseñar un tatuaje y mi primer impulso
fue decir "no". ¿Un dibujo mío, que nunca considero lo
suficientemente bueno, en la piel de otra persona para toda la vida? ¿Dónde
está la cámara oculta?
Pero era Meren, y tenía que intentarlo. Después de poner
todo mi cariño e ilusión en diseñarlo, salió un diseño que nos gustaba a ambas.
Y esa satisfacción es de otro mundo, sentir que a la otra persona le gusta
tanto como a ti algo a lo que le has puesto mimo, horas, ideas y ganas, es algo
indescriptible.
No sé qué más decir que no sea darle las gracias a Meren mil
y una veces, por confiar en mí y sobretodo, por hacer que yo confíe en mí.
Muchísimas gracias, Sab. Por todo y por siempre.
Es un tatuaje precioso y único! Yo creo que nuestro lugar está junto a las personas que queremos, y que siempre pertenecemos al lugar donde somos nosotros mismos. Lo has plasmado genial en el tatuaje! ♡ Me encanta cómo escribes.
ResponderEliminarNunca me cansaré de decírtelo: g r a c i a s.
ResponderEliminarTe lleno de todas las primaveras de este mundo,
S.