Reina de la mentira y el engaño

martes, 20 de junio de 2017

Eres la mayor estafa que he padecido en años.

He respirado tu veneno y lo he asumido como propio. He creído todas y cada una de tus palabras, como mantras. Y sin embargo, nada era verdad. ¿Qué lo es en tu vida?

Te permitiste el lujo de creerte reina y tejer una telaraña tan intrincada que incluso tú misma acabaste atrapada en ella. Porque creíste que podrías engañar a todos durante toda la vida, pero no hiciste más que un castillo de naipes. Y un soplo de sensatez comenzó a derribarlo.

Te creíste en la posición de ofrecer un confort vacío, ánimos de ceniza, y terminar dirigiendo todo a ti. Porque no te importa nadie más que tú, o de eso te intentas convencer. Te da igual la gente y lo que les ocurra, tú siempre serás más importante que ellos. Tu egocentrismo te ha fagocitado y te ha dado igual. Porque es cómodo vivir en esa postura. Es mucho más cómodo fingir no sentir nada y pudrirte por dentro que pedir ayuda.

He llegado a pensar que ni sientes ni padeces, que estás vacía, hueca, llena de nada, rebosante del humo que usas para intentar cegar, aunque ya no sirve de nada. Tu niebla ya no ciega ni confunde; ahora te dibuja y te muestra tal y como eres. Un cuerpo lleno de nada. Te creíste con derecho a tomar todo de todos, blandiendo las mentiras como respuesta ante cualquier pregunta que te lanzaran. No conoces la verdad ni quieres hacerlo.

¿Quién eres de verdad? ¿A quién ocultas bajo la máscara?

Las revelaciones no escondían más que dolor por el engaño, pero también el antídoto para curarme de ti. No has hecho más que clavar puñales a la espalda, que destruirnos desde dentro con la semilla de tu incertidumbre. No has hecho más que destruir a aquellos que te quisieron y te cuidaron como una hermana, una hija. Un miembro más de una familia construida fuera de la sangre.

Aunque haya personas que disipen el dolor, la herida permanece, y así lo hará la cicatriz. ¿Cómo te recuperas de un golpe tan profundo y que resuena tanto? ¿Cómo lo coses? ¿Cómo te recompones?

¿Cómo vuelves a confiar en alguien, sabiendo que pueden volver a hacerte lo mismo?

Me he abierto ante ti para mostrarte todo lo que era y todo lo que soy, te he confesado cosas que ni me atrevo a decir en voz alta. Sólo esperaba algo tuyo a cambio. Algo real. Pero sólo te atreviste a ofrecerme mentiras de vuelta.

Te viste con derecho a usurpar las maneras de otros, supongo que en un intento de sintetizar una personalidad. Tomaste algo tan mío como mis letras y lo quisiste hacer tuyo. Tomaste todo de lo que fue tu otra mitad y la tildaste de loca, y casi lo asumió. Pero ya no. Nunca más.

La rabia me consume por haberme creído estúpida. Porque me has tomado como tal. Y te creíste con derecho a verme como una niña desvalida cuando soy una mujer hecha desde el daño. Me creíste tonta, y me juzgaste como tal.

No es odio lo que llevan estas palabras, es decepción en su estado más puro.

Me has expulsado de tu vida sin contemplaciones, sin explicaciones. Sin motivos más allá que descubrir tu circo y tus mentiras. Ahora que lo sé todo he aprendido a respirar mejor, aunque tengo esquirlas de esta bomba clavadas en el pecho. Todavía quise ayudarte y no darme por vencida. Darte otra oportunidad, casi a la desesperada. Un intento más de demostrar que no eras así. Te ofrecí mi mano y la rechazaste. Pero ya no volverá a ocurrir. No volveré a ser tan estúpida.

Te quedaba la verdad, lo único que podías ofrecer a aquellos que perdiste de manera permantente e irremediable. Te quedaban dos cartas por sacar de tu mano y optaste por coger la que haría daño a todos, incluida a ti.

Hay personas con las que no debes jugar si no sabes cómo.

Y todos hemos salido perdiendo contigo.


1 comentario:

  1. Quiero decir que he leído esta entrada en voz alta porque yo tenía a alguien en mi vida así y he sentido que al decirlo en voz alta, como que no me guardaba nada dentro ¿sabes? Aunque llevo casi siete años sin saber nada de esa persona, a veces tengo pesadillas o me bloqueo si voy por la calle y sé que vive/trabaja cerca. Nunca la he odiado pero siempre que hablo de lo que me hizo esa persona, todos llegan a hacerlo y le desean lo peor. Fue genial alejarme de alguien así, pero a veces incluso me tienen que recordar que como dices, ya no soy una niña, soy toda una mujer que ya no le influye lo que hace esta persona. Y qué alivio.

    ¡Un abrazo!

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